El arroyo Vallimanca vuelve a ser una amenaza y los campos de esa zona, que ya están con excedentes hídricos importantes, corren riesgo de recibir nuevos volúmenes como producto de las lluvias ocurridas en las sierras, lugar de nacimiento de ese curso de agua.

Por esa razón los Bomberos Voluntarios de Bolívar emitieron el martes un comunicado, advirtiendo a los productores de esa zona para que retiren los animales que puedan estar todavía en potreros susceptibles de ser afectados, toda vez que -según se estima- de producirse un pico elevado, su salida de esos campos puede resultar imposible.

La recomendación también se extiende a evitar transitar por caminos anegados o cruzar corrientes de agua, al tiempo que se ponen a disposición para recibir todo tipo de consultas o informes.

El dato asume cierto dramatismo toda vez que, algunos productores consultados por este medio, ya han tomado esas precauciones y advertido a otros aduciendo que la llegada del pico de agua comenzará a notarse en las próximas 48 a 72 horas, llegando al punto de aconsejar, incluso, el corte de alambrados para permitir que la hacienda encerrada encuentre salida rápida.

La Sociedad Rural de Bolívar, en línea con esta preocupación, también emitió un comunicado poniendo a disposición sus instalaciones para quien necesite dar alojamiento a su ganado o estacionar maquinaria agrícola en lugar seguro, para lo cual puso a disposición la línea telefónica 15621226.

Una recorrida efectuada por este medio pasado el mediodía de este miércoles, visualizó una marca de 2,20 metros en el arroyo, lo que significa una leve bajante en relación a la de 2,22 constatada el martes.

Sin embargo, la simple observación señala que el agua fluye fuera de curso, superando holgadamente los márgenes naturales y se extiende por los campos ribereños que ya están sobrecargados de agua, situación que se agravó con las últimas precipitaciones que dejaron hasta 160 milímetros de lluvia.

De manera tal que, cualquier pico que llegue al partido de Bolívar proveniente de aguas arriba del Vallimanca, difícilmente escurra en su totalidad en su corriente natural de suroeste a noreste y, al contrario, comience su rápido camino en dirección a la ciudad, que no corre peligro de anegamiento, pero sí sufrirán consecuencias los campos ya inundados, en los cuales se eliminarán las pocas lomas que todavía asoman como islas de diferentes dimensiones.

La cota mayor anotada del Vallimanca data del 14 de marzo, cuando el medidor allí instalado registró 2,66 metros y eso parece dar la pauta de que aún estamos lejos de ese crítico guarismo. No obstante, la velocidad y el caudal con el que llegaría el pico de creciente, sumado al anegamiento casi total de los campos ribereños, podrían acortar esa brecha en forma significativa muy rápidamente.

Por todo esto, las recomendaciones efectuadas y las advertencias hechas tienen serio fundamento y es preciso que sean escuchadas.

La mañana