Sociedad
Se debate todo, menos cómo sostener el comercio local, cómo aliviar la carga de los que producen, trabajan y generan empleo en nuestras propias cuadras.
12 de mayo de 2025
Estamos atravesando un tiempo difícil. El consumo se retrae día tras día, los precios suben con una inflación que no da tregua, y los que más sufren esta realidad son los pequeños comercios. Son ellos quienes verdaderamente sostienen el entramado económico local. Sin embargo, sus voces apenas se escuchan.
En este escenario, las promociones y acciones comerciales aparecen como un salvavidas necesario, pero la capacidad de respuesta de los negocios chicos es cada vez más limitada. Los números no cierran, las ventas no repuntan y la incertidumbre es la moneda corriente.
Mientras tanto, las redes sociales, que podrían ser un espacio para construir, compartir ideas y generar empatía, se transformaron en un terreno hostil. Predominan los insultos, la descalificación, el ataque al que piensa distinto. Todo ese ruido digital tapa una verdad urgente y dolorosa: hay miles de familias que no llegan a fin de mes, que sostienen como pueden sus emprendimientos, con esfuerzo, ingenio y mucha preocupación.
La situación económica está desbordada, y lo más alarmante es que la política parece mirar para otro lado. Las prioridades están desenfocadas. Se debate todo, menos lo que realmente importa: cómo sostener el comercio local, cómo aliviar la carga de los que producen, trabajan y generan empleo en nuestras propias cuadras.
El panorama no es alentador. "Hace seis meses se sostenía con el lema Recesión con Ilusión, con la expectativa de un rebote económico en marzo o abril. Pero ya estamos en mayo y ese rebote no llegó. Solo se ven leves variaciones en meses que ya habían sido malos. Más de la mitad de los comerciantes señalan que sus utilidades son regulares o malas. Esto provoca que 8 de cada 10 crean que la actividad se mantendrá en estos niveles durante el invierno, y 7 de cada 10 ya decidieron no invertir", nos señalaron desde el sector, de forma extraoficial.
El comercio local, el que le da vida a nuestras calles, está atravesando una de sus crisis más agudas. Lucha contra la inflación, contra la falta de ventas, contra los impuestos, contra un entorno sin respuestas y un clima social cada vez más tenso. Y lo hace en soledad.
Desde El Recado elegimos no mirar para otro lado. Seguimos apostando por una mirada comprometida, cercana, consciente. Porque entendemos que lo que está en juego no es solo la rentabilidad de un negocio: es la vida de las familias que lo sostienen, el movimiento de nuestras ciudades, el alma de nuestros barrios.
El invierno que se viene no es solo una estación: es una prueba. Y como toda prueba, exige respuestas, presencia, empatía y decisión política. No podemos seguir esperando mientras todo se enfría. Es tiempo de hablar con claridad, de priorizar lo urgente, de volver a encontrarnos como comunidad.
Que no nos gane el silencio. Ni el odio. Ni la resignación.
Fuente: El Recado
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12/05/2025