Sociedad
Después de concretar finalmente la salida de su candidato involucrado con el narcotráfico, el Presidente presenta su libro, con show musical incluido. Mientras tanto el ministro de Economía busca sellar el salvataje de Donald Trump y lograr oxígeno hasta las elecciones.
7 de octubre de 2025
Terminó un show para el olvido
El cierre del acto en el Movistar Arena dejó una postal tan caótica como el resto de la jornada. Tras casi dos horas de espectáculo, Javier Milei se despidió del público con una frase insólita: anunció que debía "bañarse para luego vestirse de Presidente" antes de continuar con la segunda parte de la noche, en un intento de humor que no logró disimular el tono errático del evento.
Lo que siguió fue una suerte de talk show improvisado: el vocero presidencial Manuel Adorni subió al escenario para entrevistar al mandatario, aunque antes, según se anticipó, habría una "introducción especial" a cargo del escritor Agustín Laje.
Laje, referente de la ultraderecha conservadora, fue presentado como uno de los "pensadores" del espacio libertario. Líder de la Fundación Faro, su organización dedicada a difundir ideas reaccionarias, el cordobés es conocido por su discurso abiertamente homofóbico y antifeminista.
En sus intervenciones suele reivindicar el papel de su abuela como la primera en inculcarle sus convicciones ideológicas, una figura que menciona con devoción mientras despliega un discurso que desprecia a la mayoría de las mujeres y enciende los aplausos del sector más radicalizado del auditorio.
"Narnia": la crítica de Facundo Manes
El neurólogo Facundo Manes resumió con ironía el acto de Javier Milei en una sola palabra: "Narnia".
Con la referencia al mundo fantástico de Las Crónicas de Narnia, Manes cuestionó el tono teatral del show, dejando en evidencia que, para muchos, la presentación del libro parecía más un espectáculo de fantasía que un acto político serio.
"Realmente, son una banda", dijo Bregman sobre el panic show de Milei
La dirigente del Frente de Izquierda, Myriam Bregman, no dejó pasar la oportunidad de ironizar sobre el show con estética rockera que Javier Milei montó en el Movistar Arena. "Realmente, son una banda", escribió en sus redes, en un juego de palabras que apuntó tanto al grupo musical presidencial, bautizado La Banda Presidencial, como a la gestión que encabeza el mandatario. La frase, breve pero filosa, condensó la mirada crítica de la candidata a diputada sobre un evento donde el espectáculo y el culto personal volvieron a eclipsar la rendición de cuentas.
El comentario de Bregman reflejó el hartazgo de la oposición de izquierda frente a un gobierno que, en medio del ajuste y la crisis social, elige responder con shows, luces y provocaciones.
Itai Hagman: "Nos habríamos ahorrado bastantes desgracias"
El diputado Itai Hagman reaccionó con ironía al espectáculo que Javier Milei montó en el Movistar Arena, al compararlo con un programa de talentos televisivo. "Si en vez de dedicarse a la política hubiera elegido participar en La Voz, nos habríamos ahorrado bastantes desgracias", escribió en redes, en alusión al formato del evento, más cercano a un show musical que a una presentación de gestión.
La frase sintetizó el tono general de las críticas que recibió el acto, donde abundaron las luces, las canciones y las referencias personales, pero escasearon las respuestas a los problemas socioeconómicos del país.
Gente sin swing. Por Eduardo Fabregat
La palabrita de moda es cringe, pero hay que volver a las fuentes: lo que da es vergüenza ajena. También podría decirse que el payasesco espectáculo del Movistar Arena da risa, si no fuera porque el bufón principal es el responsable de hundir cada día más en la miseria a este pobre país. Pero al cabo lo que demuestra Javier Milei con su penosa performance escénica es -otra vez- su absoluta desconexión con la realidad. Como Aldo Rico allá lejos y hace tiempo intentando apropiarse de Los Fabulosos Cadillacs, el "primer mandatario" no entiende absolutamente nada del sentido original de las canciones que elige destrozar. Nunca entendió (difícilmente le interese) las convicciones de La Renga -no solo con "Panic Show"-, menos aún puede comprender qué sintetizó Charly García en "Demoliendo hoteles".
Es posible imaginar el azoramiento y la furia del pueblo rockero frente a semejante falta de respeto a años de resistencia lírica y musical a los mismos horrores que hoy encarna este gobierno. Pero habrá que hacer de tripas corazón y evitar caer en la trampa de su provocación. Verlo como una pésima imitación de Capusotto u Olmedo sacando la lengua a los gritos en el sketch de Alvarez y Borges. Cualquiera puede ponerse una camiseta rockera y fingir que es del palo, pero en una cultura que detecta con eficacia las imposturas seguirá siendo solo un pobre tipo posando de rebelde. Un meme del Sr. Burns con gorrito. Por todos los medios, habrá que ahorrarle al pobre Charly el sinsabor de ver y escuchar lo que se ha cometido con una de sus canciones emblema. Mientras tanto, esperar y trabajar para que pasen estos tiempos de ignominia y vergüenza ajena, en los que una sala repleta de aplaudidores desconectados de la realidad festeja otro dislate de la gente sin swing.
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