Según fuentes internas, la situación se volvió crítica ante la acumulación de dimisiones, licencias prolongadas y desmotivación generalizada entre el personal. En las redes sociales, los testimonios se multiplican y reflejan un malestar estructural que atraviesa salarios, condiciones laborales, maltrato institucional y falta de reconocimiento profesional.

Las redes hablan, y fuerte

En distintos foros y grupos de trabajadores penitenciarios, las voces son contundentes:

"TE ESCLAVIZÁS, SOS MÁS PRESO QUE UN PRESO" - ESCRIBIÓ UN USUARIO QUE DENUNCIA LA AUSENCIA DE FERIADOS, CUMPLEAÑOS Y DESCANSOS REALES.

"25 AÑOS DE SERVICIO Y GANO MENOS QUE UN REPOSITOR", EXPUSO OTRO AGENTE PENITENCIARIO INDIGNADO POR LA FALTA DE ACTUALIZACIÓN SALARIAL.

"A LOS JEFES LES INVENTAN PLUS POR DIRECCIONES Y SUBDIRECCIONES, EL PERSONAL SUBALTERNO QUE SE ARREGLE", DENUNCIAN, VISIBILIZANDO UNA ESTRUCTURA DESIGUAL DONDE LOS ALTOS MANDOS SIGUEN BENEFICIÁNDOSE MIENTRAS LA BASE OPERATIVA SE DESANGRA.

"HOY POR HOY ENTRAR AL SERVICIO O A LA POLICÍA NO ES NEGOCIO", EXPRESÓ MARIANO RODRÍGUEZ, SINTETIZANDO UN SENTIR EXTENDIDO: TRABAJAR EN EL ESTADO DEJÓ DE SER SINÓNIMO DE ESTABILIDAD PARA CONVERTIRSE EN UNA CARGA DESPROPORCIONADA.

"NOS SACARON EL 24×72 Y ESTAMOS SIN FRANCOS", ALERTAN DESDE LA UNIDAD REGIONAL II, ALUDIENDO A LA ELIMINACIÓN DEL RÉGIMEN HORARIO MÁS HUMANIZADO Y A UNA SOBRECARGA HORARIA SIN PRECEDENTES.

¿Un mal de época?

Muchos de los testimonios coinciden en una idea clave: la juventud ya no ve en el Servicio Penitenciario una salida laboral viable. "Afuera gano 8 veces más", afirmó un trabajador que analiza su salida del sistema. Incluso quienes tienen más de dos décadas de antigüedad aseguran que, si pudieran, también se irían. En paralelo, la convocatoria a nuevos aspirantes se enfrenta con un dato preocupante: se abrieron inscripciones para 800 vacantes, pero no se llega a cubrir ni la mitad.

Falta de representación y miedo a protestar

Otra constante en los comentarios es el reclamo por la falta de organización gremial o canales institucionales reales para canalizar el malestar. "Todos se quejan pero nadie se planta", dice uno. "Yo al menos fui a una marcha", responde otra usuaria. La frustración por la apatía colectiva se suma al agotamiento, al descrédito político y al desgaste cotidiano.

"Esto no es solo preocupación: es una crisis anunciada"

Desde hace años, especialistas y organizaciones gremiales vienen alertando que las fuerzas de seguridad y el sistema penitenciario están siendo vaciados desde adentro. La precarización laboral no solo destruye el bienestar de sus trabajadores: debilita la seguridad pública. Porque no se puede custodiar a la sociedad desde la miseria, la sobreexigencia y el abandono.

Lo que ocurre hoy en el Servicio Penitenciario no es casual. Es el resultado de políticas sostenidas que desinvierten en los sectores clave del Estado y que pretenden sostener el orden con personal precarizado y sin derechos.

Apropol

Por Marcos Anglada Periodista. Corresponsal Santa Fe.